Preparación

Mezcle la harina, el polvo para hornear y la sal en un recipiente grande.

Con una batidora eléctrica a baja velocidad, bata la mantequilla y el azúcar en un recipiente mediano hasta que se mezclen bien. Agregue el huevo, la yema, la vainilla y el extracto de menta; bata hasta obtener una consistencia homogénea. Agregue la mezcla de harina y bata hasta que esté bien combinado. Coloque la mitad de la masa en una superficie de trabajo. Añada el colorante para alimentos a la masa restante hasta que tenga un color uniforme.

Con golpecitos suaves, distribuya la masa de color en un rectángulo sobre un envoltorio plástico de 12 pulgadas de largo. Cubra con otro trozo de envoltorio plástico. Estire la masa para formar un rectángulo de 6 x 12 pulgadas. Repita el procedimiento con la masa restante. Refrigere la masa durante 10 minutos. Quite las láminas superiores del envoltorio plástico de cada rectángulo de masa. Coloque la masa de color sobre la masa sin color; retire el envoltorio plástico. Use la lámina inferior de envoltorio plástico para ayudarse a enrollar, y desde el lado largo, enrolle la masa, como si fuera un arrollado, para formar un tronco ajustado. Envuelva con un envoltorio plástico y refrigere hasta que esté firme, al menos 2 horas.

Precaliente el horno a 350 °F. Cubra dos bandejas para hornear grandes con papel engrasado o papel de aluminio.

Corte el rollo en rebanadas de 1/4 de pulgada para obtener un total de 24 rebanadas. Colóquelas en las bandejas para hornear a una distancia aproximada de 1 pulgada. Inserte un palito de paleta (de aproximadamente 3/4 de pulgada de profundidad) en la parte inferior de cada galleta. Hornee hasta que las galletas estén listas, aproximadamente 12 minutos, girando las bandejas a mitad de la cocción. Con una espátula, coloque las galletas en las rejillas para que se enfríen por completo.